Nadie puede dudar cuan
desprestigiada está hoy en día la Educación. Ora por factores de falta
de perspectivas de futuro profesional, ora por la superficialidad con
que se trata cualquier asunto académico.
El
bachiller que yo estudié me permitió aprender mucho, gracias a los
buenos profesionales que se encargaron de mi educación pública y también
porque mis propios compañeros
de estudios coincidían en la importancia del aprendizaje para el propio
enriquecimiento personal, poco nos importaba si eso iría o no a dar
frutos en el devenir.
Ahora,
sólo veo profesores desmotivados, con profundas depresiones y sin ánimo
para dirigir un aula en la cual se mezclan intereses opuestos y que
dificultan el desarrollo de los pocos y pocas que quieren desarrollar
sus capacidades. Esto, verdaderamente, es lamentable.
En
la época del compositor que quiero presentaros la Educación era un
valor en alza. Efectivamente, Joseph Martin Kraus fue un compositor y
músico alemán asentado en Suecia. En palabras del propio Haydn se le
conocía por “el Mozart sueco”. Además de su Educación musical, Kraus
aprendió en el seminario de Mannheim a la edad de 12 años, alemán,
literatura y música latina. Claro, que esto no era algo excepcional,
muchos compositores de la época recibían una Educación similar a la de
Kraus. Lo que quiero destacar, era el rango que representaba una
formación sólida en la vida de cualquier persona, pues no fue un
aristócrata, ni su familia procedía de la nobleza, por entonces con
grandes privilegios para el acceso a estas materias.
Como
otros compositores, se hundía en las peores de las miserias, sin
embargo, nunca desistió de su empeño de ser un notable compositor y
músico.
Aunque
Kraus pertenece de pleno al siglo XVIII sus obras se sitúan más
cercanas al s. XIX en la estética beethoveniana. Muchas de sus obras
tiene el inconfundible sello del Sturm und Drang que caracterizó a otros
compositores como C.P.E. Bach, algunas obras del propio Mozart o Haydn
entre otros.
La
tuberculosis se llevó joven a Kraus, pero dejó en su breve espacio de
vida, una ingente cantidad de obras entre las que cabe citar sus 12
sinfonías, 3 óperas, músicas para ballet, cantatas, un oratorio,
sonatas, tríos, etc.
Cualquier
comparación es odiosa, los tiempos desde entonces han variado
considerablemente y existen otros intereses, otros valores con los que
se podrá estar más o menos de acuerdo. Ningún tiempo fue mejor ni peor,
es cierto, pero para Kraus, que fue nuestro ejemplo de hoy, la fortuna
le puso en el camino de una posibilidad de acceso a la Educación que
propulsó su propia carrera musical como director de orquesta de la Ópera
Real de Suecia hasta su fallecimiento.
Entonces
eran pocos los elegidos, ahora, la Educación que está al alcance del
más miserable de los humanos, salvaguardada constitucionalmente,
recogida en los Derechos Humanos; resulta que no dá para “rescatar
talentos” de nuestras aulas. Esta paradoja, me hace reflexionar sobre la
necesidad de nuestro tema de hoy: no podemos negar el acceso a quien
por deber ciudadano está obligado, pero ¿por qué no podemos rescatar del
desánimo, del rechazo, del olvido, de la resignación, a quien teniendo
talento y capacidadesy también por derecho propio nos lo pide a gritos?.
http://www.youtube.com/watch?v=TLxEbeg4qnc&playnext=1&list=PL36E4BCAF1D7456DB