En estos días de fin de verano me asaltan grandes dudas. No sé si individual o colectiva.
La razón de ellas tienen un fundamento y una tendencia a la desconfianza.
Me planteo, no sé si como he dicho el resto de artistas como yo, quien controla las ventas online.
No existe un material físico, y aún así, si lo hubiera, la duplicación está al alcance de cualquiera.
Pero
remitiéndonos exclusivmaente a las "dowonloads" de mp3. ¿quén controla
el número de ventas? ¿quién, como yo, no siente que se está comerciando
con su música sin tener claro si los beneficios se están ocultando?
Pienso
que estamos a merced de los nuevos embaucadores que sustituyen a las
grandes compañías que se hicieron ricas a costa de sus artistas.
Y
ahora uno comienza a entender por qué tantos artistas han abandonado
esta estúpida lucha de trabajar para otros, de realizar productos para
que sean otros los beneficiarios de ellos.
Posiblemente, y como revela la Historia, este sea el peor cáncer que consustancialmente se adhiere a la palabra "artista"