En el pasado siglo, no aún muy lejano, sería impensable todavía que algún día la música llamada "culta" llegaría a fusionarse con la "popular" también por llamarla de algún modo.
Teníamos ya algunos
antecendetes en la música de cine "soundtrack", pero cada vez más se
pone de relieve que todo el material clásico, bien instrumental bien
estructural, se abriría paso entre sonidos electrónicos, cajas de ritmos,
samplers, en definitiva, lo tecnlógico.
Lo mejor de todo esto es
que no son entes separados. que coexisten el uno al amparo del otro, sino
que se está gestando una nueva forma de entender la música para un
siglo que parecía no tener propuestas.
La llamada vanguardia
musical continúa ya con respiración asisitida entre los nostálgicos de
Schonberg, Stochousen y algunos más recientes que se han separado
definitivamente del oyente, sin tenerlos en cuenta han sido víctimas de
su propio elitismo.
Mozart no hubiera jamás compuesto La flauta
mágica si no hubiera pensado que alguien podría estar interesado en
ella, que podría conectar, encontrar la fórmula del alquimista entre
creador-obra-receptor. No puede entenderse la música de otra manera,
ningún arte en general.
Conjugar estos antitéticos estilos
requiere maestría y un esfuerzo extraordinario para no caer en lo
superfluo, en lo imitativo o en lo banal, carente de valor artístico.
Recientemente
he oido las producciones musicales de ES Posthumus, de la que no puedo
daros mucha información, pues no he encontrado casi nada. Lo que si
puedo deciros es que se ajusta perfectamente a este nuevo movimiento que
está dando sus primeros pasos. La influencia de los compositores de
bandas sonoras es decisiva en este campo, podeis leer mi artículo sobre
"2012".
En CD Baby teneis algunos cortes de los trabajos de Es Posthumus. La música de este siglo ha llegado.