Aunque parezca anecdótico, nunca casual, la Historia de la Música también ha contado con personajes enigmáticos, que no se han suscrito a ningún oficio, pero que han practicado varios a la vez.
Podemos citar el caso de Leonardo Da Vinci, al cual se le atribuyen algunas piezas musicales.
No menos misterioso que éste se encuentra el Conde de Saint Germain.
Como de su propia biografi,a existen muchas incognitas, como no de su labor como músico, y compositor.
Lo
cierto es, que aparecen testimonios que dan buena fe de su existencia.
El famoso historiador inglés Charles Burney lo cita con motivo de una de
sus músicas que estuvo mucho tiempo sonando en una de las temporadas de
ópera en Londres.
También Häendel y J. P. Rameau hablan de él como un excelente músico y compositor.
Parece
que en su estancia en la corte de Versalles, destacó como un virtuoso
del violín, aunque su reputación fue más valorada en Inglaterra.
El conde de Saint Germain escribió, entre otras obras musicales: sonatas para violín y 46 arias.
Otros
testimonios más fehacientes son el famoso New Grove Dictiionary y
algunas revistas inglesas que destacan algunas de estas arias.
Parece que sentía cierta afinidad por el compás ternario, más concretamente, el 3/4, según él, porque era el ritmo natural.
La
publicación de las obras del Conde de Saint Germain se la debemos al
famoso editor londinense Walsh, y muchas de sus canciones, publicadas en
revistas de la época.
El estilo musical se asienta en el
barroco y en el llamado pre-clasicismo. Las sonatas compuestas para dos
violines mantienen la estructura propia con un claro estilo fugado.
El
por qué el Conde de Saint Germain con sus dotes musicales no se dedicó
de lleno a esta empresa puede encontrarse en los misterios de su propia
vida, huyendo a veces de sus complicadas relaciones como diplomático, o
embarcado en procesos revolucionarios con la Logia Masónica.
Sea
como fuere, aparecen en las artes musicales, de vez en cuando,
personajes que sacian su sed de conocimiento, y se adelantan a su época
de una manera pasmosa para muchos. Es la conciencia del hombre universal
que da igual medida al arte y la ciencia.