Desde aquel
MIRADORES
de 2.003 hasta hoy no sólo han transcurrido diez años. He visto cambios
en mi manera de componer, de orquestar, aunque siempre he sido fiel a mi
propio estilo con el piano y la orquesta sinfónica como base de mis
composiciones.
Recapitulando tiene, aún siendo
consciente de estos cambios, señales de todos aquellos trabajos que
publiqué en estos años pasados. Destellos de momentos que se quedan en
mi memoria y en mi corazón.
Para hacer honor a la
verdad, no he sido un artista de éxito, sigo siendo apenas un poco más
conocido, pero mis obras no han tenido repercusión alguna, ni se han
vendido todo lo que yo deseaba. A fin de cuentas, ese dinero no era para
mí ,sino para donar. Sería un necio si no reconociera que como
cualquier artista, no hay mayor satisfacción que aquella de que otros
admiren y contemplen tu obra. Pero esta no es otra que una más de las
jugadas del destino de mi vida, no sólo artística.
La
portada que he utilizado y creado para este álbum dice mucho de esa
situación de anonimato en el que vivo. Un traje de estreno en un
perchero cuelga de las puertas de un armario. No es necesario comentar
más, el traje nunca fue estrenado, dado el escaso interés de otros
músicos para llevar a cabo un proyecto de música en vivo y creo que
seguirá allí colgado mucho más tiempo.
Hagamos un recorrido discográfico:
Miradores
era un álbum fresco, lleno de ideas y versatilidad. En él, un joven, de
37 años se atrevía a dar el paso en el mundo de la creación musical.
Desde un mirador,
como he retitulado a este año, las cosas se ven de otra manera; han
cambiado mucho. He perdido la frescura de aquellos años, pero he ganado
en experiencia y exigencia en presentar trabajos dignos. Por el
contrario, he sabido mantener mi independencia.
Un largo lapsus de tres años dieron frutos en dos ambiciosos proyectos que han tenido caminos diferentes.
SIETE PIEZAS CHINAS ,con ese doble juego de palabras, ha tenido más aceptación en estos años, y
me alegro por ello. Sirvió para pulir mi estilo, para trazar una línea a
seguir y que aún continúa siendo mi seña de identidad: un concepto
único que se desarrolla en varias ideas. Sin embargo, y lo lamento, por
la injusticia que con él se comete,
PLATEROIDEOLOGÍA
no siguió la misma senda, tal vez, no fue entendido o, contenía
demasiado arraigo regionalista. Pero no hay padre que quiera a un hijo
más que a otro, y para mí, este álbum contiene mucha más profundidad de
la que de él se extrae y, musicalmente, es rico en ideas desde la propia
caracterización de Platero a cualquiera de los protagonistas o
situaciones que en él aparecen. Parte de este tributo al orientalismo se
lo lleva
El arte oriental en papel, mientras que parte también de esa sangre andaluza queda reflejada en
De un burro andaluz.
En realidad, siempre ha habido algo de confusión con
Así en la Tierra...
Para
empezar, corresponde más a 2.007 que al año en que se publicó, pues
todo el material nació en ese año. En segundo lugar, he visto en algún
que otro medio, que pretende vender mi música que, se trata de Tri Hop
¡nada más lejos de la realidad! , parece una broma de mal gusto y una
ignorancia supina situar este trabajo en esos lares.
En tercer lugar, algunos piensan que es un álbum sobre mitología griega y romana.
Así
en la Tierra... , efectivamente, toma nombres de dioses y diosas de la
antiguas tradiciones, e incluso personajes que sin ser dioses guardan
cualidades mitológicas. Pero la sustancia de este álbum está en su
propio título, y que es una referencia a la ley fundamental de Hermes
Trimegisto:
Como es arriba, es abajo. Esta representación tenía como
objetivo la relación entre ambos planos. Marte y el mundo violento que
vivimos, Dionisios y la pérdida de valores, Afrodita y las
excentricidades venusianas y lujuriosas, a veces, aterradoras del mundo
de la sexualidad: zoofilia, pedofilia, etc.
Por eso,
Paralelos herméticos.
El álbum, que como he dicho fue publicado en 2.008, rompe con la línea
de los anteriores en cuanto a orquestación y arreglos. En esto años, ha
sido muy seguido y no puedo más que alegrarme por ello.
Sin duda, el álbum más esforzado, minucioso, trabajado al milímetro fue
El águila robada,
publicado en el mismo año, meses después. Mantiene rasgos de
Así en la
Tierra.. en cuanto a samplers, efectos sonoros, etc. pero es un trabajo
más tradicional, que pretendía acercarse a la cultura de los indios de
Norteamérica. Disfruté mucho con este trabajo y de él nace
Un águila mística.
Asnografía,
que vio la luz en 2.009, ha sido un álbum incomprendido también. Digamos, que ha corrido la misma suerte que
Plateroideología ,publicado algunos
años atrás. Ambos mantienen similitudes, pero también extremadas
diferencias en estilo y composición. A él le corresponde la otra mitad
de
Un burro andaluz.
La propuesta de 2.010 fue
O último tucunaré.
Es un álbum muy personal, que desvela mi gran pasión por Brasil y su cultura. Tal vez, fue mal interpretado, pero siempre explique que no
pretendía hacer un álbum de música brasileña, sino inspirado en ella. Es
cierto, por lo tanto, que Achorado tiene poco de choro, y así sucede con
otros temas, pero era esa la intención, mostrar mi propia percepción.
Aún así, ¿Quién podría discutir que Rei Borguetti no tiene los colores
del sur de Brasil y la música gaucha?¿Tres mães d´agua el perfil del
candomblé y la música ancestral y religiosa de la cultura negra?. Mi
mayor satisfacción de este álbum fue el reconocimiento de la Agenda
Cultural de Recife, en Pernambuco que dedicó una reseña al mismo. Nunca
lo olvidaré. De estas andanzas y experiencias sonoras, como no puede ser
de otra manera, nace
Saudades dum tucunaré.
Otro de mis álbumes incomprendidos fue
Cuaderno de campo: de marismas, ríos y mares
2.011. Y a decir verdad, no lo entiendo. Estoy muy satisfecho de este
trabajo, creo que abrió una nueva etapa en mi forma de componer. Quizás,
ese concepto de trío tuvo algo que ver para que no recibiera una buena
acogida, pero era un reto para mí hacerlo de este modo.
Notas naturales es el recuerdo de este año.
Dos mil once fue, sin lugar a dudas, uno de los años más fértiles. Tres mundos diferentes se dieron la mano en
Tripartito.
Un trabajo colosal, muy cuidado y, por supuesto ,variado. Mis frustradas
intenciones de un método para niños aprendices de piano, se convirtieron
como en esa magia de los cuentos, en una obra creativa a dos pianos. Por
otro lado,
Invernal, sin mucho éxito , era una experiencia de la que
guardo gratos recuerdos y sobre todo
Ecce Mater, también poco entendido, la cumbre de las combinaciones instrumentales para alguien que no
estudió orquestación. Sintetizar este álbum es muy difícil. Por eso, me
quedo con
!Que suene el cuento¡ en clara alusión a
Cuentos en blancas y negras.
Otro punto de inflexión en mi carrera de compositor fue
El mundo de Hojyo Takashi.
Dudo que Takashi haya oído ni una sola de las piezas, pero aún así no
dejaré de reconocer su talento en el origami. Era una apuesta arriesgada
y, de hecho, poco valorada, no tuvo la repercusión de
Siete piezas
chinas, algo más asequible al oído. Pero me sirvió para investigar y
adentrarme en la música nipona, y en la asiática en general. Abrió mis
estrechas puertas a otros mundos sonoros que se salían de la fuerte y
marcada tendencia tonal de mis obras. La otra mitad del reconocimiento
de
El arte oriental en papel.
Hasta aquí este recorrido musical de diez años revivido en estos ocho temas.
Puedo
decir, con total franqueza, que muchas veces he sentido el deseo de
abandonar, que tal vez no tengo nada que ofrecer, que la música hoy está
en otros caminos que yo no quiero explorar, que el hombre moderno se ha
olvidado de los matices, de las dinámicas, de los crescendi, pianos,
ritardando y prefiere algo más fácil y menos exigente, ha abandonado la
idea de intelectualidad musical por mero disfrute placentero.
Sin
embargo, cuando veo las visitas a mi blog, a mi web oficial o las
compras escasas y ridículas, pero necesarias para mantener la autoestima, sigo pensando en aquel post que escribí : familiarmente en minoría.
A
esa minoría, anónima para mí, dedico estos diez años de carrera. A los
viejos y a los nuevos que se acercan a berekekê. Gracias.