Quizás lo que si me gustaría rectificar es que fuera de la ponzoña que flota en la superficie de lo que en España se llama arte y cultura, hay muchos artistas que sobreviven en las profundidades del anonimato o en las minorías elitistas que le siguen. Tal vez esto siempre fue así a lo largo de la historia del ser humano.
En lo que a producción musical se refiere, existe en España una importante y destacada plantilla de compositores que han encontrado en el mundo de las bandas sonoras principalmente, un hueco que difícilmente, y lo digo por experiencia personal, se puede encontrar en otros campos.
Ayer tuve la oportunidad de asistir en la 2 de tve a la proyección de Arrugas, una película de animación inspirada en un cómic de Paco Roca. Verdaderamente, sería injusto decir que el tema tratado engancha, y lo hace de un modo acorde con el equilibrio necesario para no caer en el tópico (aunque a veces e inevitable) ni en una versión lacrimosa de una de las asignaturas pendientes que esta sociedad moderna tiene con los ancianos.
Pero me sentí sensiblemente entristecido cuando ni un sólo comentario fue dirigido a la música que el compositor Nani García había plasmado para deleite de todos.
Esto, deja de nuevo en entredicho, que los músicos y los compositores vivimos en un segundo plano, siempre en la sombra de los acontecimientos dignos de ser reconocidos.
Nani García, no es un desconocido, adjunto enlace de su Web donde podréis documentaros de la ingente creatividad y amplio catálogo de su obra. Al igual que él, otros muchos compositores ponen, no el complemento, sino el sentimiento al que las palabras nunca llegan, cuando nada es merecedor de decir, allí está la música para hablar.
Me molesta profundamente esa falta de apoyo, de admiración por nuestros compositores, sin duda, algo extraordinario que difícilmente ocurre en otros países. Seguimos, como siempre, alabando lo que nos viene de otros lugares o ensalzando las trivialidades o aquello no merecedor de más éxito que el fin para el que fue creado.
Nuestra música se ajusta como siempre a nuestras limitaciones económicas, humanas, sociales y culturales. Pero, como es bien sabido, los mejores perfúmenos se ofrecen en envase pequeño y no están al alcance de todos.